Por: Keyla Calderón, Estudiante de Undécimo Grado del Instituto Técnico de Comercio Barranquilla.
La palabra derechos se volvió un privilegio para las mujeres en Afganistán. La libertad e igualdad de la que hoy en día la mayor parte de mujeres gozamos, para ellas es inexistente. Pero… ¿Qué está pasando en Afganistán?, ¿por qué parece que el ser mujer es un delito?, ¿por qué tanta injusticia hacia la mujer?
Afganistán es una ciudad que sirve como punto estratégico para el tráfico de drogas ya que este país no solo produce sino que además envía gran parte del opio y la heroína hacia Asia central y finalmente al gran mercado europeo.
Es un ambiente en el que la religión y la política se combinan impulsando costumbres antiguas que vulneran los derechos conquistados en siglos de avances en la civilización moderna.
Los Talibanes son una facción política y religiosa ultraconservadora que recientemente se ha adueñado de la ciudad, luego de haber sido mantenidos al margen del poder durante 14 años, tras su expulsión de ese territorio por tropas estadounidenses y otras fuerzas aliadas. Ahora, y luego de ese largo tiempo de ocupación, los Estados Unidos se han retirado intempestiva y rápidamente de la región y como hemos dicho los Talibanes han regresado al control con sus políticas represivas.
Es un ambiente en el que la religión y la política se combinan impulsando costumbres antiguas que vulneran los derechos conquistados en siglos de avances en la civilización moderna.
Las nuevas normas incluyen, por ejemplo, las prohibiciones en su vestimenta, el estar siempre acompañadas de un hombre de su familia, el casi nulo acceso a la educación y hasta los azotes en vía pública.
Las mujeres que residen en Afganistán tienen un estricto reglamento implementado por los mismos hombres que se localizan allí. Aquellas mujeres están fuertemente atadas a ese régimen; además de verse obligadas a cumplir numerosas reglas. Las nuevas normas incluyen, por ejemplo, las prohibiciones en su vestimenta, el estar siempre acompañadas de un hombre de su familia, el casi nulo acceso a la educación y hasta los azotes en vía pública. Son increíbles los castigos que están sucediendo en este lugar.
´No olvides jamás que bastará una crisis política, económica o religiosa para que los derechos de las mujeres vuelvan a ser cuestionados. Esos derechos nunca dan por adquiridos. Debes permanecer atenta durante toda la vida."
La privación de los derechos es un acto atroz. Las mujeres sienten miedo e impotencia pues al parecer nada pueden cambiar. Les han quitado su autonomía y cambiado su ritmo de vida; Y es que toda mujer debería sentirse libre y segura sin temor ser juzgada por exigir sus derechos humanos.
Tal parece que la sentencia de Simone de Beauvoir se ha hecho realidad en este país: ´No olvides jamás que bastará una crisis política, económica o religiosa para que los derechos de las mujeres vuelvan a ser cuestionados. Esos derechos nunca dan por adquiridos. Debes permanecer atenta durante toda la vida."
Y si en algo tiene razón Beauvoir es en que los derechos humanos deben prevalecer. De hecho, lo único que debe ser seguro en la vida, además de la muerte, han de ser los derechos. Por eso la importancia de permanecer alerta para no perderlos.
Las mujeres de Afganistán no merecen este tipo de trato. Ninguna mujer que habite en este planeta. Ningún ser humano. Ellas mismas se han dado la tarea de buscar su respeto, empoderamiento y lo habían logrado.
Ante esta situación cabe preguntarnos: ¿Cuál debe ser la respuesta del mundo a estas violaciones? ¿Hasta dónde la soberanía de un país es suficiente motivo para no intervenir? Sin duda este tipo de situaciones opacan la percepción de vernos como seres superiores en la escala animal y nos regresa, sin duda a los tiempos de las cavernas.
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