Por: Cristina Cabrera, Sofía Pérez, estudiantes de quinto grado,
Valerie Martínez, Ingrid Matta estudiantes de sexto grado.
“Durante todos estos años, he sido acosada por gente cruel y mayor que yo, se ríen y me humillan sin piedad. No he podido defenderme de sus comentarios y todo esto me afectó. Dijeron cosas que jamás olvidaré: se burlaron de mi inocencia y de mis inseguridades, asegurando que me veía mal y que en ocasiones era irritante.
Y no he tenido el valor de contarle a mis padres, siento vergüenza, tampoco me he acercado a las autoridades de mi escuela porque he perdido la confianza que antes tenía en ellos y pienso que no harán mucho para defenderme. Es más, aunque hagan algo al respecto, sé que me seguirá doliendo.”
Esta es una de las experiencias que tuvo que vivir una de las autoras de este artículo.
Hablar del bullying nunca ha sido fácil, pero tal vez hacerlo ayude a liberarse del peso de cargarlo en silencio. Es una carga tan pesada que te hace sentir innecesaria, excluida e ignorada. Es un daño causado con el único fin de entretener al victimario.
El bullying, en general, se define como el acoso a otra persona, con la intención humillarle.
Puede ser un empujón que se repite, insultos reiterativos, golpes frecuentes o burlas. El matoneo, que es el término en español, es un tipo de 'hostigamiento’.
Muchas veces, los victimarios son más de una persona, caso en el cual el impacto en la víctima es mayor, pues se le aísla de su grupo social dejándole en un estado de soledad y abandono.
Los acosadores se esconden fácilmente detrás de un perfil falso o anónimo para difamar y exponer aspectos privados o vergonzosos de sus víctimas con mensajes, o archivos multimedia.
Normalmente, los acosados suelen no decir nada a sus padres o a una autoridad que se encuentre en la escuela por amenazas, miedo o vergüenza a que alguien más se entere. Si la situación continúa así, las consecuencias pueden ir desde la desmotivación, la falta de atención al estudio y la deserción escolar, hasta las autolesiones, los problemas emocionales o incluso el suicidio.
En estos tiempos de internet, se habla también de “ciberbullying”, en el cual a través de una pantalla y valiéndose de las redes sociales, los acosadores se esconden fácilmente detrás de un perfil falso o anónimo para difamar y exponer aspectos privados o vergonzosos de sus víctimas con mensajes, o archivos multimedia.
¿Cuáles son los síntomas? ¿Cómo reconocer si algún amigo, compañero o conocido es presa del bullying?
Las señales suelen ser muy variadas e incluyen el no querer ir al colegio ni juntarse con otros niños, aislamiento social, dificultades para dormir, pesadillas o insomnio, cansancio, falta de apetito, dolor de cabeza, llanto incontrolado o el cutting.
¿Y si hablamos del victimario? ¿De dónde nace su interés en hacer daño a otra persona? El origen de la violencia del acosador puede surgir de problemas familiares sin resolver como conflictos entre padres e hijos que al no encontrar solución derivan en desquitarse con alguien o con la persona que se les parezca más débil de todos ellos.
¿Cómo detener el bullying escolar?
El acoso se podría detener o prevenir si la víctima no guarda silencio y expone su situación.
Desgraciadamente, muchas personas acosadas se quedan en silencio por miedo o por vergüenza, pero se puede detener si le dicen a una autoridad a cargo en el colegio o en el hogar, explicándoles la situación por la que están pasando, para que ellos como autoridades de la escuela, hagan algo al respecto. Las campañas en las instituciones educativas pueden prevenir y concientizar a docentes y estudiantes sobre las consecuencias psicológicas y físicas que sufren las víctimas del bullying.
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