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LAS ICFES: EL GRAN RETO DE LOS JÓVENES COLOMBIANOS

Por: Camila Márquez

Estudiante de Undécimo Grado del Instituto Técnico de Comercio Barranquilla


El pasado sábado 4 y domingo 5 de septiembre aproximadamente mas de 1 millón de estudiantes de undécimo grado calendario A y validantes presentaron las pruebas Saber 11 más conocidas como las ICFES.


Si bien, Saber 11 es requisito para ingresar a la educación superior, esta prueba tiene como propósito suministrar a las instituciones de educación superior información sobre las competencias de los aspirantes y además monitorear la calidad de la educación de los establecimientos de educación media.


Los estudiantes tienen opiniones diversas sobre la forma en la que el gobierno evalúa los conocimientos y competencias de los futuros bachilleres y de las instituciones de educación media.


Algunos afirman que esta prueba si indica el nivel de educación de los jóvenes y otros, por el contrario, piensan que realizar este examen no mide el conocimiento ya que, entre otras variables, muchos evaluados, al momento de realizarla, les gana el miedo, la frustración, la ansiedad y los temores, con lo que no responden acertadamente.


Sabemos de antemano que no todos los jóvenes tendrán la oportunidad de entrar a instituciones de nivel superior como lo son las universidades. En Colombia, solo el 10% de jóvenes de estrato uno logran acceder a la educación superior. Realmente son pocos quienes, en estas condiciones, logran cumplir el sueño de cursar la carrera deseada. Lamentable e injusto, pero real.


Un testimonio de este tipo de situaciones, es el de Carlos Cirilo Pérez, joven barranquillero de 21 años de edad quien asegura que desde que recibió su grado de bachiller no le ha sido posible ingresar a una universidad a estudiar Derecho, su carrera anhelada: “Yo realicé las ICFES el 16 de agosto del 2018. Ese día el miedo y la ansiedad me ganaron. Al salir de la prueba estuve en duda sobre si había respondido acertadamente, sin embargo mi fe estaba intacta y confiaba en recibir una beca del gobierno para estudiar… lamentablemente mi puntaje no alcanzó… mi familia es de muy bajos recursos y no he tenido la oportunidad de estudiar lo que me apasiona”.


Según cifras del Sistema de Información del Ministerio de Educación: “De cada 100 jóvenes en Colombia, 52 acceden a la Educación Superior (técnica, tecnológica o a la universidad”.


El Estado brinda ciertos beneficios como becas o subsidios. Pocos acceden, lo que evidencia la ineficacia del sistema. Y es que muchos no quieren iniciar su vida laboral debiendo de antemano varios años del sueldo que aún no han devengado. Con todas estas situaciones, el porcentaje de jóvenes que ven truncados sus proyecciones de preparación profesional, sigue siendo muy alto.


Algunos testimonios de jóvenes que presentaron las pruebas este sábado 4 y domingo 5 de septiembre, describieron a ECOJUVENIL cómo fue la experiencia.


“Me sentí nerviosa, pero confiando en Dios y segura de que me había preparado bien para hacer la prueba. Físicamente me sentí bien, las sillas algo incomodas y mucho calor, pero concentrada en lo que hacía”, comentó María Carolina Duarte, joven barranquillera, estudiante de undécimo grado del colegio María Auxiliadora.


“Bueno, cuando estaba a punto de ingresar a la institución en donde me asignaron, me sentía un poco nerviosa, mucho más al ver tantas personas. Luego ingresé y los nervios aumentaron al saber que sería trabajo bajo presión, sin embargo, al empezar a resolver la prueba vi que el grado de complejidad era muy bajo y pude mantener la calma y resolver con claridad las preguntas”, asegura María José Trujillo, estudiante de undécimo grado del Insteco.

“Pues yo me preparé durante 2 años en cursos intensivos de ICFES. Dentro de lo que cabe me sentí bien pero algunas preguntas tenían un nivel de complejidad medio-alto y se me hacía complicado responderlas, pero lo hacia”, afirma Juan David Espinosa, estudiante de undécimo grado del colegio La Salle.


Como conclusión podría decirse que si bien las pruebas Saber 11 vienen siendo por años la forma en la que el Estado mide el nivel de educación y conocimiento de los jóvenes, aún caben mejoras. Para algunos definitivamente no parece ser uno de los mejores diseños evaluativos, ya que luego de un enorme desgaste emocional y físico en el proceso de la preparación, los resultados no garantizan el acceso a la Universidad vía becas, pues al final esta oportunidad que brinda el gobierno, está atada a un presupuesto muy bajo e insuficiente.

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