Isabella Cristancho
Estudiante de Octavo Grado I.E.D. Instituto Técnico de Comercio Barranquilla
Cuando se habla de la actual situación causada por el Covid-19, por lo general se escuchan lamentos por sus efectos negativos. Pero… ¿Podríamos encontrar aspectos positivos a causa de la pandemia? ¿Es acaso esto posible?
La mayoría de las personas están acostumbradas a ver lo malo en las situaciones, pero es aconsejable ser optimistas a pesar de las dificultades, ya que si somos buenos observadores, distinguiremos las enseñanzas ocultas en las vicisitudes aprovechándolas para crecer como seres humanos cada día.
Esta realidad no ha sido fácil para nadie, pero aun así, durante nuestros meses de confinamiento, ocurrieron cosas buenas. De hecho, nuestro encierro fue, para la naturaleza, una gran oportunidad de recuperarse de tanta contaminación. El agua, el aire y el suelo han salido ganando. Con las fábricas cerradas, las autopistas vacías y las calles desérticas, la naturaleza renace, al librarse vía cuarentena obligatoria, de nosotros: sus principales contaminadores. No es un secreto que muchos de nuestros comportamientos y acciones tienen una repercusión negativa en el ecosistema pero, afortunadamente cada vez son más las personas que trabajan por el bien del medio ambiente, haciendo de nuestro planeta un lugar mejor.
Y no nos engañemos: tal vez, antes de que todo esto sucediera, no compartíamos mucho tiempo con nuestros seres queridos. Trabajo, estudio y ocupaciones en general, eran razón suficiente para la poca interacción en casa.
Además del mejoramiento ambiental, otro aspecto positivo de esta situación actual, es que pudimos reestablecer y reforzar nuestros lazos familiares, ya que, en esta pandemia del coronavirus, estuvimos más unidos que nunca con nuestro núcleo familiar, compartiendo nuevos momentos juntos y aprendiendo un poco más los unos de los otros. Algo muy importante es que encontramos la forma de afrontar esta situación como equipo, apoyándonos mutuamente y fortaleciendo el lazo familiar. Y no nos engañemos: tal vez, antes de que todo esto sucediera, no compartíamos mucho tiempo con nuestros seres queridos. Trabajo, estudio y ocupaciones en general, eran razón suficiente para la poca interacción en casa. Ahora, es la mejor oportunidad para valorar y compartir en familia todo eso que “no podíamos” hacer antes.
Por otro lado, tuvimos que acercarnos aún más a la tecnología. Esta pandemia fue de gran ventaja para aprender sobre redes, multimedia, reuniones y clases online, ya que, debido al confinamiento, el recurso de la virtualidad tomó un lugar protagónico haciéndose prácticamente imprescindible.
Con el sector comercial cerrado, al igual que las empresas, escuelas y muchos lugares, debimos acogernos a las medidas dispuestas por el gobierno nacional y realizar todos nuestros compromisos y labores a distancia. Repentinamente, se hicieron cotidianas aplicaciones como zoom o google meet. Tal vez jamás pensamos que la tecnología fuese tan indispensable en nuestro día a día, pero ahora es difícil imaginar la vida sin ella.
Muchos han sido los cambios de lo que se ha llamado la “nueva normalidad”. Sería de enorme ganancia para la sociedad que, una vez superada la crisis, regresemos siendo mejores seres humanos, convertidos en personas más humildes y conscientes de nuestro deber con nuestros congéneres y con el planeta.
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