Por: Alexandra Sandoval
Estudiante de décimo grado de la I.E.D. Instituto Técnico de Comercio Barranquilla
Para nadie es un secreto que nuestro país es uno de los más corruptos, por ello, es importante iniciar con un claro ejemplo que pone en evidencia la corrupción y la falta de justicia social en nuestro país.
Se trata del Chocó, uno de los departamentos más corruptos y abandonados de Colombia, en donde podemos observar que sus habitantes viven en malas condiciones y en pobreza extrema. Según un informe del DANE el 79,19 % de la población chocoana se encuentra con necesidades básicas insatisfechas.
“La comunidad se ha acostumbrado a vivir en medio del conflicto. En medio de su realidad, ha construido un sentido de indiferencia ante lo que ocurre día a día en su vida social. Antes no hablábamos de desplazamiento y conflicto y en estos lugares la gente se moría de viejo. Las historias de los viejos son las historias que añoramos volver a oír. Tiempos pasados en los que uno dormía con la puerta abierta”: recuerda un habitante de Istmina, municipio del Chocó quien continúa comentándonos: “Los jóvenes de hoy, a raíz de lo que está pasando, han perdido el norte. Se ha perdido la confianza en la fuerza pública y en los funcionarios. Parece que todos estuviéramos de alguna manera contaminados o asustados.” Estos testimonios son dolorosas muestras de la injusticia social que viven los habitantes de este departamento.
En Colombia se presentaron en 2021, 489 casos por presunta celebración indebida de contratos, 466 por peculado, 177 por cohecho, 127 por concusión y 36 por enriquecimiento ilícito, de los cuales solo han habido tan solo, 30 condenas.
La injusticia y la deshonestidad también se hacen presentes en nuestro país cuando miramos las estadísticas. Y es que, si revisamos la lista de denuncias presentadas a la Fiscalía en el 2021, notaremos que se presentaron 489 casos por presunta celebración indebida de contratos, 466 por peculado, 177 por cohecho, 127 por concusión y 36 por enriquecimiento ilícito, de los cuales solo han habido tan solo, 30 condenas. Estos son indicadores claros que muestran que Colombia es uno de los países en dónde valores como la honestidad y la transparencia están cada vez en más decadencia.
El tema de la justicia ha sido discutido desde muchos años atrás. Existe un diálogo, escrito en el lejano año 396 a. C, en el cual ya se trataban los temas de la justicia y la injusticia.
Y es que el tema de la justicia ha sido discutido desde muchos años atrás. Existe un diálogo, escrito en el lejano año 396 a. C, en el cual ya se trataban los temas de la justicia y la injusticia. En este diálogo interactúan Sócrates y su amigo, Critón. Sócrates, quien estaba encarcelado, tuvo la opción de evadir a la justicia fugándose de su encierro con la ayuda propuesta por Critón. Pero Sócrates, luego de analizar la opción de escape ofrecida por su compañero, decide no escapar al considerar que dicho acto constituiría una acción injusta. Para el filósofo griego, cumplir su condena era la única opción posible, pues era lo justo, lo honesto y aquello conforme a la ley.
Las decisiones que tomamos nacen de los valores morales inculcados desde nuestros primeros años nacen, en una educación basada el entendimiento de la importancia de la justicia, la honestidad y la honradez.
Teniendo en cuenta lo anterior, si te encontraras en la misma situación, ¿elegirías escapar de la prisión? o ¿seguirías el ejemplo de Sócrates? Definitivamente, tomar una decisión como esta, puede resultar muy difícil y es tal vez, porque la opción que tomemos nace los valores morales inculcados desde nuestros primeros años, nace en una educación basada el entendimiento de la importancia de la justicia, la honestidad y la honradez.
Si muchos decidiéramos actuar conforme a estos valores, el impacto en nuestra sociedad podría generar que más personas optaran por la justicia.
Si muchos decidiéramos actuar conforme a estos valores, el impacto en nuestra sociedad podría generar que más personas optaran por la justicia. Con personas del común, empresarios y funcionarios públicos honestos y coherentes con sus valores, nuestro país sería completamente diferente. Seguramente habría más igualdad, más felicidad, más armonía y menos sufrimiento.
Suele suceder que en estos temas, posamos de moralistas para juzgar a los demás, pero, cuando se trata de nosotros mismos, el rasero es diferente.
Suele suceder que en estos temas, posamos de moralistas para juzgar a los demás, pero, cuando se trata de nosotros mismos, el rasero es diferente.
¿Cómo reaccionarías ante la siguiente situación hipotética?
Vas en un transporte público, agobiado por tus múltiples deudas y, de pronto, te encuentras un bolso. ¡Un bolso lleno de billetes! ¡Son nada más y nada menos que cinco millones de pesos en efectivo! ¿Cuál sería tu decisión? ¿Harías justicia devolviéndolo a su dueño? O por el contario… ¿los tomarías? Tu reacción te dará la respuesta de que tan lejos o cerca estamos de vivir en el país justo y equitativo que anhelamos.
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