Por: Sharay Acosta
Estudiante de Noveno Grado de la I.E.D. Instituto Técnico de Comercio Barranquilla
En el jardín del alma, las flores de amor crecían,
Y sus pétalos susurraban, secretos al viento,
Pero el destinatario, ajeno al sentir mío,
Nunca percibió el perfume de mi lamento.
Mis palabras eran rosas en un campo escondido,
Esperando ser halladas y ansiando ser amadas,
Pero él, como el sol, se inclinó a otro rincón,
Y yo, flor ignorada, me marchité en la sombra.
Cada pétalo caído, una lágrima silente,
Cada espinoso recuerdo, un dolor persistente,
Así floreció mi amor, en el ocaso sin dueño,
Un jardín de ilusiones, donde solo yo me empeño.
Pero en el crepúsculo de esta triste canción,
Aún guardo la esperanza en mi corazón,
Que algún día, en la penumbra o bajo la luna,
Encontraré un nuevo sol y para mi amor cuna.
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